Para el trabajo, los científicos analizaron un estudio sueco de mil 629 personas con EM y 2 mil 807 personas sanas, y una investigación en Estados Unidos de mil 159 personas con EM y mil 172 personas sanas. El trabajo analizó el consumo de café entre las personas con EM uno y cinco años antes de que comenzaran los síntomas de EM (así como diez años antes de que se iniciaran los síntomas de EM en el estudio sueco) y lo comparó con la ingesta de café de las personas que no tenían EM en periodos de tiempo similares. Los autores también tuvieron en cuenta otros factores como la edad, el sexo, el tabaquismo, el índice de masa corporal y los hábitos de exposición al sol.
Menos síntomas
La investigación sueca reveló que en comparación con las personas que bebían al menos seis tazas de café al día durante el año antes de que aparecieran los síntomas, los que no tomaban café presentaban alrededor de 15 veces más de riesgo de desarrollar EM. Beber grandes cantidades de café entre cinco y diez años antes del inicio de los síntomas fue igualmente protector.
En el estudio de EE.UU., los individuos que no bebían café presentaban también casi 1,5 veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad que aquellos que tomaban cuatro o más tazas de café diarias durante el año antes de que los síntomas comenzaran. «Se debe estudiar la cafeína también por su impacto en las recaídas y la discapacidad a largo plazo en la EM», propone Mowry.
Fuente: ABC.es